Del Solsticio al Espíritu de la Navidad, poniendo los puntos claros

Es diciembre y se acerca el fin del año mundial y en este pequeño istmo comienza un debate, que ahora cobra mayor fuerza con la salida pública de la comunidad pagana en el país, y el renacimiento de la celebración de la antigua fiesta del Solsticio de Invierno.

La excusa para ni tocar o debatir el tema es que esta es una época de amor, paz, compartir y todo eso.  Me disculpan, pero no es sino una excusa que se vale del chantaje sentimental para seguir sin reconocer como debe de nombre propio  una fecha que tiene ya vigencia milenaria. Pero  uno debe “Poner los puntos claros” como dice ese dicho,  voy a exponer porque creo y seguiré luchando mientras tenga voz en el trato más apropiado del nombre de la fecha en cuestión.

Desde el principio de los tiempos, muchísimos pueblos celebraban ya estos acontecimientos celestes. Pueblos como los egipcios, griegos, romanos, hindúes, celtas, sumerios, aztecas, incas y mayas, observaron estos momentos astronómicos por su importancia para las cosechas y supervivencia haciéndolos de las celebraciones humanas más antiguas de la tierra. Por ello las grandes solicitudes en su modo de celebrar.

En el año 45 AEC (antes de la era común), Julio Cesar y su calendario juliano sitió la fecha del solsticio para su imperio en el día 25 de diciembre de forma fija. No es sino hasta el siglo 4to que no se encuentran referencias escritas sobre la celebración del nacimiento de Jesus por parte de cristianos. No es sino hasta el siglo 12 que en un manuscrito se habla de que “deliberadamente” se hizo coincidir la fecha de la celebración del nacimiento de Cristo con los días de celebración pagana.  No hay referencia alguna de esta fiesta antiguamente salvo lo ya mencionado.

Pero que tiene que ver eso con el tema de nombres? Dos mil años y muchas campañas para eliminar las costumbres no cristianas después, nos encontramos en el Siglo 20 y su apertura a la educación, ciencia y libre pensamiento. Ello abre toda una nueva gama de amenazas a la creencias cristianas esta vez en la forma del movimiento New Age.

Darle una fecha de origen a esta nueva celebración que a lo sumo tiene 40 y tantos años,  fue muy difícil.  Sin embargo pude datarla a principios de los 80s y ahí aparece este concepto del “espíritu de la navidad” como novedad de rescate de la celebración del solsticio y resultado del sincretismo de un concepto del cristianismo, práctica común en los grupos nueva era.  Vale mencionar que esta costumbre no es aprobada por las creencias cristianas incluida la Iglesia Católica (declaraciones hechas en 2010 por Benedicto XVI). Así aclaro que esta celebración NO es cristiana en origen, no está aprobada por su iglesia, es muy moderna  y por ende el nombre que muchos prefieren darle por “comodidad” de no aceptar que es una costumbre de origen pagano, es perfectamente debatible.

En Panamá le llamaran a la fecha como gusten, somos muy cómodos, pero así como nadie va y le dice otro nombre a la celebración del Jom Kippur, porque además de irrespetuoso todos reconocemos es una festividad muy antigua judía, creo que el hecho de que esta fiesta sea muy pagana en origen no merece menos respeto por el hecho de serlo.

Por ello abogo muy personalmente por el reconocimiento y llamado de la fecha por lo que es, la Celebración del Solsticio Invernal, independientemente de sus nombres individuales dados por cada tradición pagana como: Yule, Brumalia, Chawmos, Goru, Inti Raimi, Lohri, Sewy Yelda, Soyal y más. Me parece es la forma más democrática de respetar a todas las tradiciones e incluir a la recién llegada.

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