Si algo he visto con esta situación tan distópica casi apocalíptica es que, aun con la tortilla volteada, no hay intenciones de entender a los autistas.
Cuando inicio esta debacle mundial a manos del COVID-19, se da marcha una serie de medidas de emergencia para salvaguardar a la población en todo el mundo. Los trabajos cerraron y se volvieron a la fuerza remotos en su mayoría, se iniciaron cuarentenas estrictas en las ciudades, se restringió el movimiento de las personas en otras entre muchas medidas nunca vistas desde la pandemia de 1918. En medio de todo ello, el mundo se volvió silencioso, los días más lentos y los espacios de trabajo cambiaron a la casa, condiciones ideales para muchos autistas, se volvieron entonces la norma para todos.
Enseguida en muchas publicaciones y medios saltaron a poner a la vista las dificultades que, para los neurotípicos, implicaban todas estas nuevas acomodaciones. Las reuniones virtuales los abrumaban y les resultaban confusas las sesiones de videollamas, extenuantes y difíciles de manejar. No podían acostumbrarse a los nuevos requerimientos de distanciamiento social, trabajar en casa sin salir les comenzó a producir estrés y ansiedad, la falta de contacto los tenía al borde y poco a poco se fueron exponiendo todos los males que el cambio de estar en oficinas vs casa les producía a los empleados.
¿Qué tal si les digo que este es nuestro día a día?, que, forzados, con otro tipo de neurodiversidad y cero contemplaciones, se nos exige rendir al nivel de un neurotípico en un ambiente de exceso de contacto, ruido, luces y sonidos, mientras nuestro cerebro se encuentra a todas horas sobre estimulado y bombardeado de esa información además de tratando de rendir.
Si ustedes, neurotípicos, en este momento sentían que no podían con todo este cambio, nueva rutina al punto de sentir más cansancio que en las oficinas, a pesar de que les dieron cuanta herramienta había disponible para ayudarles y hacerles sentir cómodos, ahora imaginen cómo nos sentimos nosotros tratando de encajar en el mundo que han creado ustedes y encima darnos cuenta de que, si hay voluntad de ayuda y acomodar, pero no para nosotros.
Es realmente desolador, al menos para mí, ver que hacía falta este experimento masivo de trabajo remoto para que entendieran en muchos casos como nos sentimos de diario y que las empresas se dieran cuenta que las peticiones de acomodación de sus empleados autistas no eran simplemente necedades de gente débil. Cada cerebro funciona de forma distinta, así como la falta de estímulo afectaba a la mayoría en este momento, el exceso nos afecta siempre y no hay forma de apagarlo, solo lidiamos con ello a costo muy alto de nuestra salud mental.
La nota no se una crítica si no un fuerte llamado de atención a las empresas y compañeros de trabajo, no somos iguales al resto y es momento de empezar a acomodar y valorar a esos empleados neurodiversos. Ya vieron que el teletrabajo no necesariamente reduce productividad. En el caso de los autistas nos potencia por que no debemos lidiar con las distracciones regulares de la oficina. No es que seamos unos ermitaños, para nosotros el trabajo y la vida personal son dos cosas claramente distintas. Muchos de nosotros no estamos interesados en socializar ahí más allá de lo que se debe por trabajo, si ocurre está bien, pero en muchos casos no nos interesa, nuestros amigos están fuera de la oficina.
Las culturas empresariales deben empezar a dejar esos estrictos moldes del empleado sonriente que se habla con todos y es el más amigable. Si una persona hace bien su trabajo, está en buen término con sus compañeros y todo está en orden su nivel de hablantinería no debe ser obstáculo para su evaluación como empleado.
Hay mucha tela que cortar de cómo nos ha cambiado esta pandemia en las empresas, cómo ha cambiados los espacios de trabajo y opciones de acomodación. Esta crisis y sus lecciones bien manejadas, puede traerles excelentes empleados que por ser callados y neurodiversos de otro modo habrían dejado pasar perdiendo un excelente recurso para ellas. Espero que así sea para nosotros en adelante.