Por ahí leí que mi verdadera cómica anime favorita de todos los tiempos está de cumple, y aunque el libro de cuentos se publicó en 1880, el anime japonés que me introdujo a ella tiene 41 este año. Recuerdo cuando comenzó la misma, me cautivó enseguida no importaba lo triste de la trama, Heidi se convirtió en mi mejor amiga desde el primer momento que la vi.
Amaba ver esa casa de madera perdida en medio de esas montañas hermosas. Deseaba vivir esa vida sencilla rodeada de animales, para ella cabras, y pasar los días explorando por ahí con mi mejor amigo mientras pastoreaba, sin zapatos y toda despelucada. Al final del día, comer ese queso que hacía el abuelo, que se veía riquísimo, con pan recién horneado y en fin, vivir la vida de pueblo europeo alpino pintoresco con vecinos que se conocen todos en casitas antiguas en calles de piedra estrechas.
Cuando uno siente que no encaja en ninguna parte, la propuesta de Heidi sonaba completamente maravillosa, ella era absolutamente natural, vivía libre en esa hermosura de lugar pero más que nada era feliz ayudando y viendo a quienes amaba. Su abuelo nunca trató de cambiarla o reprimirla, si algo, él quería que ella fuese como era y que los demás dejaran de tratar de decirle qué hacer, cuándo, para qué ni nada de eso. El único cambio que hizo el abuelo fue buscar una casita más cerca del pueblo en los meses escolares, ya!
Todos los días me perdía y vivía la historia como si fuese la mía y descubrí que era muy parecida a ella, espontánea, ingeniosa y sumamente inocente. Cuando la mandó su tía a la gran ciudad, lloré pensar lo fuera de lugar que alguien como ella se sentiría y más con la tutora tan inflexible que allí vivía. Hoy de adulta debo confesar que no hay un solo día que no la recuerde, no solamente porque era una época hermosa de mi vida, sino porque todavía quisiera escapar de todo y vivir como ella: lejos de esta ciudad, perdida en la montaña y, en efecto, rodeada de la naturaleza y los animales.
Algún día amiga, encontraremos nuestros caminos y seré finalmente como tú…
Una respuesta a “Mi amiga Heidi”